Llámalos como quieras
El purismo indica que deberíamos llamarlos wixárika (en singular) o wixaritari (en plural), pero el vocablo en español es “huichol”. A la gran mayoría no le molesta que les llamen “huicholes”; durante 400 años se les ha dicho así. Por cierto, la “x” se pronuncia como doble “r”.
Texto original de: Curiosidades de la etnia wixárika
Dónde habitan
En la Sierra Madre Occidental, en los estados de Jalisco y Nayarit. Un par de comunidades vive fuera de esta región: una en Durango y la otra en Zacatecas. De todas las comunidades wixaritari, son cinco centros ceremoniales los más importantes: San Andrés Cohamiata, Santa Catarina Cuexcomatitlán, Tuxpan de Bolaños, San Sebastián Teponahuaxtlán (estos cuatro en Jalisco) y la Mesa del Nayar (Nayarit).
El peyote es sagrado
La Lophophora williamsii es una cactácea parasitaria, única del desierto de Real de Catorce, en San Luis Potosí. Es el artífice que le permite a la etnia llegar a un estado de trance –que puede durar horas o semanas- y obtener el conocimiento o nierika. Los huicholes no viven ‘empeyotados’; hay que evitar esa idea. Solo la consumen en una o dos ceremonias al año. El cactus es tan sagrado, que es equiparable a la ostia cristiana.
Arte Huichol
Ahora se hace arte contemporáneo huichol, derivado del arte tradicional que se muestra en los objetos ceremoniales que se daban de ofrenda, en la indumentaria, morrales… El cambio del cuarzo y la concha por chaquira surgió a finales del siglo XIX. De hecho, la chaquira llegó de tierras checas. Las tablas de estambre, antes de los años sesenta, se creaban con pochote y lana cruda. En las tablas se representan las visiones obtenidas en las ceremonias y las piezas chaquireadas expresan los rezos a distintas deidades.